París, 11 ago (Prensa Latina) Se puede ser insensible, pero difícil hacerlo con el deporte: una zapatilla cambia el color de una medalla, mientras el pebetero de los Juegos Olímpicos se extingue llevándose un reservorio de emociones.
Por Michel Dalí, enviado especial
Gabrielle Williams lanzó sobre el pitazo final, anotó la canasta de su vida, y terminó en doble. Pisó el listón y no pudo ser triple. Marcador final: Estados Unidos 67-66, por el oro, contra Francia.
Lo que no hizo el cuadro masculino del baloncesto, por poco en el femenino. Fue Stephen Curry el culpable con cuatro triples en dos minutos. Kaehlah Cooper anotó dos tiros libres a segundos del cierre y puso contra la pared a las francesas.
La delgada línea del oro entre y la plata, que es tan dura como la diferencia entre el bronce y el cuarto lugar. En este caso, el tercer escaño para Australia, en una difícil disputa contra Bélgica con éxito 85-81 en el basquetbol de mujeres con sede en la Aren Bercy.
París 2024 repitió los momentos extraordinarios del deporte. Lo que se acumula en cuatro largos años de preparación se decide en un instante.
Simone Biles aterrizó en la Ciudad de las Luces con el estigma de una decisión controversial: alejarse de la gimnasia artística por problemas de presión y condición mental. Ganó tres oros, en All Around por equipos, individual y caballo de salto; con plata en suelo.
El trauma, probablemente fabricado por los medios de prensa, no existió. Seguida por el jet-set, entre otros Tom Cruise, Jessica Chastain, Nicole Kidman y Steven Spielberg, la chica de 27 años se mostró «muy feliz y satisfecha» con una actuación que por culpa de la brasileña Rebeca Andrade, dorada en suelo, no fue perfecta.
Aquel llanto desconsolado de la judoca japonesa Uta Abe, cuando perdió el cetro, el desconcierto del húngaro Kristof Milak al verse superado por el rey de los Juegos Olímpicos, el francés Léon Marchand, en los 200 metros mariposa.
El show más estresado que de costumbre del Dream Team, con una actuación memorable de Curry, y el empuje del veterano LeBron James; la sorpresa de España, campeona mundial, al quedarse sin medallas en el fútbol femenino; el doblete de Francia en el voleibol masculino; la actuación del ciclista e pista neerlandés Harrie Lavraysen y el belga Remco Evenepol, campeón de la ruta y la contrarreloj.
En unas horas, termina el que fue probablemente el mayor espectáculo de la cita bajo los cinco aros en la capital francesa, donde en la noche del 26 de julio el mundo vio por primera vez suspendido el que es sin dudas el pebetero más original de la historia.
Lo que entonces pocos sabían era la voluntad de los organizadores de mostrarlo al público en el centro del Jardín de las Tullerías, desde el Museo del Louvre, el Arco de Triunfo del Carrousel, hasta la Plaza de la Concordia.
El aerostato que comienza la subida que puede llegar a los 60 metros, acogió a más de 10 mil personas cada noche en modo picnic y en familia o con amistades a la espera del gran momento, que la alcaldesa de Paris, Anne Hidalgo, quiere mantener como otro símbolo de Paris.